Compra la cabaña de sus sueños por 66.000 euros y el Ayuntamiento se lo derrumba todo en segundos
Después de vivir en ella durante dos años, una nueva normativa municipal le incrementará en más de 1.000 euros al año el alquiler del terreno.
La vida de Jenni Meinilän podía haber sido completamente diferente por una decisión que tomó hace dos años. Residente en Pukinmäki (Finlandia), hace ese tiempo adquirió una cabaña en una zona de campo en Pakila, a la que puede llegar fácilmente en bicicleta. Junto a su marido, optaron por esta opción, puesto que no les convencían los hogares urbanos, además de por razones económicas y ecológicas.
Así, dieron con esta discreta y coqueta cabaña, de unos 20 metros cuadrados, por 66.000 euros. Con justo lo necesario, lo que necesitaban para su día a día, sin lujos, pues que tampoco iban sobrados de dinero. “Sabía que si comprábamos esto, sería más difícil conseguir una vivienda propia. Elegimos una casa de campo en vez de un piso”, explica al diario finés Länsiväyla.
La casa en cuestión, de una habitación, cocina americana, dormitorio y salón, es un estudio adosado en un edificio de madera. Una opción más económica para su maltrecha economía. Pero la última propuesta de la ciudad de Helsinki les ha supuesto un gran varapalo. Un incremento en los alquileres de terrenos para huertos a comienzos de 2027.
“No habríamos comprado una cabaña. Ya nos hemos instalado aquí. La idea de irnos ahora nos cuesta”, asegura. Y es que el incremento no es baladí: pasará de los 1,77 euros por metro cuadrado de la actualidad hasta una cantidad por encima de los cinco euros. Una subida de más del doble. Una decisión con la que las zonas ajardinadas coloniales se dividirán en dos categorías, y Pakila estará en la que el metro cuadrado pasará a costar 4,25 euros.
Un problema con la economía
Ahora, se encuentran una complicada tesitura: la propietaria estima que el alquiler de anual del terreno aumentaría en unos mil euros, pasando de los apenas 500 que paga en la actualidad a más de 1.500. “Los aumentos parecen irrazonables porque no son pequeños. La gente ha tomado la decisión de comprar estas casas partiendo de ciertos supuestos”, lamenta.
Y, para contextualizar la subida, pone el ejemplo de Tampere, ciudad en la que la subida no es tan acusada. “No entiendo por qué hay diferencias tan grandes entre ciudades. Da la impresión de que no se aprecian los jardines coloniales. Tengo entendido que la ciudad goza de una buena situación financiera”.
Y no es el único problema, pues está previsto que todas las responsabilidades de la gestión de los jardines coloniales sean transferidas a las asociaciones. “Esto significa que las asociaciones tendrán que aumentar sus cuotas de afiliación y funcionamiento. No estamos en contra de la transferencia de las responsabilidades de gestión a las asociaciones, pero esto debería tenerse en cuenta en el nivel de aumento de los alquileres si todas las infraestructuras van a correr a cargo de las asociaciones”, concluye.
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