Barcelona

Punto y final al ‘annus horribilis’ del Barça

Eliminados en cuartos de Copa, Euroliga y Liga, han acumulado 34 derrotas esta temporada.

Los jugadores del Barça durante el cuarto enfrentamiento de cuartos de final del playoff de la Eurologa ante el AS Mónaco.
Álex Biescas
Redactor en la delegación de Cataluña. Centrado en el baloncesto, también escribe sobre los equipos catalanes en el fútbol profesional y sobre cualquier evento deportivo que se realice en Cataluña. En el Diario AS desde 2011. Licenciado en Periodismo.
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A 9 de junio, el Barça ya está de vacaciones. Y no por previsible deja de ser noticiable, en el final seguramente esperado a una temporada mala, la segunda en blanco, de una sección al límite. En lo deportivo, económico y social, el Barça simplemente no ha estado a la altura. Con todos los condicionantes que le quieran poner, con una parte evidente de esfuerzo, pero lejos de lo que debe ser el equipo de baloncesto de uno de los grandes clubes del país.

Ya desde muy temprano en la temporada, las cosas empezaron a torcerse. Perdieron la Supercopa, primera derrota, antes de arrancar una Liga Endesa donde llegaron a estar a las mismas victorias del descenso que de la Copa del Rey. Una Copa a la que se clasificaron por poco, casi al límite, en lo que hubiese sido un ridículo histórico. Pero ni la épica ni la lógica fueron suficientes para derrotar a La Laguna Tenerife, que les apartó de la real competición en el primer partido.

Es cierto que los azulgranas, tras perder la primera competición mayor de la temporada, mejoraron sensiblemente. También en Europa, donde quizás han mostrado una mejor cara que en ACB. Pero ni así les dio para asegurar el factor pista en ninguno del playoff. En el de Euroliga sufrieron dos derrotas duras en la pista del Mónaco, antes de remontar en el Palau y quedarse a una canasta de la Final Four. Una Euroliga que no puede calificarse de fracaso, pero evidentemente tampoco como un éxito. En la competición doméstica también acabaron quintos, tampoco aseguraron el factor cancha y Unicaja les ha apeado en la primera eliminatoria. Es decir, en todos los partidos donde el Barça se ha jugado ser o no ser, donde caer suponía quedar eliminado, ha perdido. En Supercopa, Copa, ACB y Euroliga.

Para entender los motivos de la debacle azulgrana hay que remontarse más allá de esta temporada. Con la salida de Jasikevicius, Mirotic y Higgins (a los dos últimos se les rescindió el contrato), desde la directiva del club, que no de la sección, se apostó por una reducción presupuestaria que evidentemente ha tenido sus consecuencias. Primero con Grimau a los mandos, luego con Peñarroya, el Barça ha firmado dos temporadas en blanco. Y, seguramente lo más preocupante, con la sensación de que cada año ha ido a peor. Mientras Jasikevicius levantó por fin la Euroliga, los azulgranas se fueron de vacaciones a primeros de junio. Sintomático.

Pero es que el Barcelona, además, ha tenido mala suerte. Especialmente con las lesiones, pues Laprovittola se ha perdido gran parte de la temporada. También Vesely, y en menor medida Núñez y Metu. Así como algunas dolencias pueden achacarse meramente al azar (Lapro o Metu), otras, como la de Vesely, son fruto también de una planificación deficiente, que ha obligado a varios jugadores a un sobreesfuerzo tremendo. Los minutajes de Satoransky, por poner un ejemplo, han sido excesivos. Porque el Barça no configuró una mala plantilla en verano, seguramente se reforzó respecto a la anterior, pero la reacción a las bajas ha sido nefasta. La ausencia de un jugador tan relevante como Laprovittola se intentó paliar con Neto primero (un jugador lejos del ritmo competitivo necesario para jugar en España) y Heurtel después (un jugador que se marchó al Real Madrid y al que dejaron tirado en el aeropuerto de Estambul). Tras estos dos fichajes frustrados —Neto no llegó a disputar 10 minutos y la llegada de Heurtel se canceló al ver la reacción de la afición—, se decidió no firmar a nadie. Sin Laprovittola, sin Núñez, sin Metu y sin Vesely, desde los despachos se decidió no gastar y seguir así hasta el final. Una temeridad.

Si estos no fueran ya suficientes condicionantes deportivos, hay que sumarle la espantada de Dame Sarr, que prefirió marcharse a Estados Unidos a jugar la ‘Nike Hoop Summit’ que ayudar a sus compañeros en el tramo decisivo de la temporada. Justo cuando empezaba a tener protagonismo, justo cuando empezaba a ser importante, Sarr hizo las maletas y se marchó a Estados Unidos, de donde evidentemente ya no volvió.

Cualquier análisis deportivo del Barça ha de tener en cuenta todos estos factores, pues si no no sería un análisis justo. Peñarroya ha peleado semana tras semana contra una legión de bajas, un calendario que no daba respiro y unos rivales temibles. Eso está claro. Como también que al equipo le han faltado recursos en la pista. El ataque estático ha sido un problema todo el año, la defensa de Willy o Fall en el dos por dos ha sido una bendición para los rivales y, fuera de las transiciones ofensivas, el juego en general del equipo ha sido muy plano. Ha faltado también un punto de actitud, con jugadores excesivamente pasivos en algunos tramos o partidos y, sobre todo, saber cerrar los partidos. Ya fuera apuntalando una ventaja o decidiendo al final. El Barça se ha jugado demasiados partidos con una bola a Punter donde sus compañeros le han dejado completamente solo. Ni un corte, ni un bloqueo. Nada. Y el escolta americano es muy bueno y capaz de resolver algunos partidos, pero sin ayuda todo es más complicado. Con el talento individual como único recurso se pueden ganar algunos partidos, pero es imposible ganar ningún trofeo.

Ha habido, además, algunos jugadores cuyo rendimiento ha sido claramente más bajo que en temporadas anteriores. Si en una rotación de 9 jugadores dos están muy flojos, las cosas se vuelven más complicadas. Abrines ha tenido un año muy complicado, Satoransky también, por no hablar de Parra, Willy o Fall. Todos ellos han tenido momentos, buenas actuaciones, pero no un rendimiento estable que les permitiera crecer a lo largo de la temporada.

En el plano social las cosas no han sido mucho mejores. El Palau ha vivido algunas ‘invasiones’ de aficiones rivales difíciles de justificar. Tanto en Euroliga como en ACB, durante algunos partidos se ha oído más a la afición rival que a la propia, porque la afición rival era numerosísima. Tanto, que hasta las peñas más fieles se han marchado del Palau, en señal de protesta, en alguna ocasión. El socio, en definitiva, ha sentido cierta dejadez institucional por parte del club, que no solo ha vendido entradas de forma masiva a los rivales, sino que ha acompañado poco al equipo. Josep Cubells, responsable de la sección, se perdió por ejemplo los cuartos de final de la Copa del Rey. Joan Laporta, presidente del club, viajó ayer a Múnich para presenciar un partido de la Selección antes que apoyar a los suyos en el Carpena. La ausencia de respuestas ha sido también una queja recurrente de la afición, pues más allá de algún vídeo enlatado distribuido por el club, ni Cubells ni Navarro, los principales responsables del equipo, han comparecido para responder preguntas. Una tarea que estoicamente ha soportado Peñarroya, muchas veces ejerciendo de portavoz de la sección, un papel que obviamente no le tocaba.

¿Y ahora qué?

La primera decisión evidente es sobre el cuerpo técnico. Y ahí, pese a que ha habido dudas a lo largo de la temporada, se ha acabado apostando por Peñarroya. Con un año más de contrato, desde los despachos de Arístides Maillol se insiste en que el técnico catalán continuará la próxima temporada. La eliminación a las puertas de la Final Four y la gestión de una plantilla de mínimos son los dos grandes argumentos a favor de la continuidad del técnico. Los malos resultados y la necesidad de dar un golpe de timón, los argumentos en contra. En una decisión que parece ya estar tomada —Peñarroya seguirá—, nunca puede descartarse un cambio de guión. No en el Barça de Laporta.

Y luego el elefante en la habitación, que no es otro que el contrato de Willy Hernangómez. Un contrato que es una losa para la masa salarial del equipo y que no corresponde con el protagonismo y el rendimiento del internacional español. Con Punter renovado, la no continuidad de Willy abriría muchas opciones de mercado. Él, por el momento, no tiene intención de marcharse pese a haber recibido ya, según pudo saber AS, el interés de al menos dos clubes de Euroliga.

Con una gestión complicadísima de los júniors —Sarr no será el último en marcharse a Estados Unidos este verano—, el Barça necesitará reforzarse si quiere volver a ser un equipo competitivo que pelee por los títulos. Algo que no ha hecho esta temporada.

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