La mala temporada del Manchester City, en la que perdió Premier, Champions y FA Cup, no le pasa factura a Guardiola. Al contrario. El técnico de Santpedor tiene crédito ilimitado tras haber conquistado la primera Champions en la historia del club, además de casi todas las Premier desde que llegó al City.

Pero los resultados este año han sido nefastos. Lo que para cualquier otro técnico hubiera sido el final del trayecto, para él es la oportunidad de renovar el equipo y la plantilla. En invierno llegaron Reis, Khusanov, Nico González y Marmoush; la apuesta ha ido más allá para el Mundial de Clubes: Aït-Nouri, Reijnders y Cherki. En total, casi 400 millones en seis meses.

No solo en el gasto queda la cosa. Futbolistas con los que Guardiola ya no contaba del todo han sido cortados. A De Bruyne se le comunicó que no seguiría, a pesar de que el belga no estaba de acuerdo, y ni siquiera estará en el Mundial de Clubes. Se encuentra, de hecho, en Nápoles para firmar su contrato con el campeón de la Serie A. Otro que no estará en el Mundial es Grealish. Aunque no ha firmado por otro equipo, Guardiola no lo quiere ni siquiera como suplente. La purga es total. Pep manda y el City ejecuta. No hay límites con él. Ni millonarios ni de confianza.

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