Joan Lima Farías: “Entendí lo que me dijo Víctor Valdés, pero el marrón me lo quedé yo”
Joan Lima Farias dejó la dirección deportiva de un Ávila que se convirtió en mediático con la llegada de Valdés al banquillo. En dos años y medio, construyó un equipo que pasó de pelear por no bajar a subir a Segunda y jugar el playoff.


Joan Lima Farias dejó la dirección deportiva de un Ávila que se convirtió en mediático con llegada de Víctor Valdés al banquillo. En dos años y medio, Farias construyó un equipo que pasó de pelear por no bajar a subir a Segunda y jugar el playoff. Después, tomó una decisión que generó controversia, sacando de las sombras a Valdés, que al final abandonó el proyecto. Farías relata a AS lo acontecido, las explicaciones de lo sucedido y las claves del proceso que terminó de forma abrupta.
Después de algo más de dos años intensos puso punto y final a su ciclo en el Ávila después de caer en el playoff contra el Cacereño.
Sí, llegamos a Ávila hace algo más de dos años y medio, en diciembre, cuando el equipo estaba peleando más para no bajar que para subir. Entonces no pude hacer mucho porque el equipo ya estaba formado. Trajimos a cinco chavales y conseguimos por lo menos meternos en playoff. Caímos contra el Salamanca después de una eliminatoria igual a la del Cacereño de este año, ganamos la ida 2-0 y perdimos la vuelta. Ellos pasaron por posición. Ahí ya cogí la responsabilidad y me dije que teníamos que ascender como fuera a Segunda. Ascendimos el año del Centenario, algo muy especial por eso, porque era justo el año del centenario del equipo y muy bien. Y este año mantuvimos el bloque, mejoramos algo y llegamos al playoff sin conocer la categoría. Yo quería un poco más, pero bueno, se llegó dónde se pudo.
¿Cómo se construye tan rápido un equipo que viene de pelear por no bajar a subir inmediatamente?
Aquí usamos una metodología diferente: jugadores más jóvenes y con hambre. Diferente a otros equipos que buscan más jugadores con experiencia en la categoría, pero esos jugadores ya cuestan mucho. Al Ávila lo mantienen sus dueños, sus propietarios, porque no hay tanta ayuda. Cuando llegué, el dueño me dijo que había que hacer un equipo económico, pero competitivo. Entonces aposté por eso, por jugadores, algunos que no habían jugado la categoría, pero que tenían potencial para eso y que no costaban tanto. Y otros que ya habían jugado en la categoría, pero nunca habían tenido continuidad y que necesitaban una oportunidad, confianza, que fue lo que hicimos. Y encajó bien. Creo que nuestro futbolista más veterano tenía 28 años. Lo demás, eran chicos de 20, 18, 19, 26... Tenía muchos de 25 años. Gente con hambre y quieren algo más que un Segunda RFEF. Y ha ido.
Eso es el ideal, un equipo económico y competitivo, pero cuando llegan etapas clave de la temporada en estas categorías la experiencia es decisiva.
Sí, muchas veces. Como usted dice, cuando llegan esos partidos, la parte más decisiva del campeonato, sí te hace falta un poco esa experiencia, pero en Primera, Segunda, Tercera el nivel de los jugadores, en cuanto a calidad el un poco diferente, pero es parecido a niveles de competir y de intensidad. Entonces, si un jugador tiene esto, compite bien, no tiene que haber problema. Es mezclar un poco. Teníamos un 40% de jugadores extranjeros. Algunos ya habían jugado aquí en España, una mezcla de jugadores pero con la misma mentalidad. Nuestro vestuario este año ha sido muy bueno, porque todos iban en la misma línea. Nos ha dado esa fuerza que teníamos. Porque al final, si yo hubiera querido firmar a solo jugadores españoles ya de la categoría, habría costado mucho y no hubiera podido acceder a esos jugadores top. Tuve que rebuscar mucho. Este año el equipo tenía tenía 24 jugadores y más jóvenes. Traje bastante joven el bloque del año pasado también ayudó mucho. Nuestro delantero, Mario Rivas, no había marcado mucho en los años anteriores y esta temporada ha hecho 13 goles. Le das confianza y te la devuelve. Se trata del jugador. No de lo que se paga. En Ávila pueden vivir tranquilos. El jugador tiene estabilidad y hemos crecido. Cuando llegamos, en la grada se veían 300 personas. Hoy ya puedes contar que en cada partido puede haber 1.000 o 1.200 personas. Nos ha motivado también. Pero aquí la clave ha sido eso, juntar mucha gente con hambre, con potencial, con hambre de querer salir adelante.
Yendo a esta temporada, con el objetivo que dicen que tenían de subir, ¿cómo es el inicio?
En pretemporada jugamos contra equipos de nuestra categoría y superior para ver un poco cómo el equipo funcionaba. El primer partido, que fue justo contra el Depor B, ganamos en su casa. El equipo ha competido bien. Entonces yo ya vi un poco por dónde podríamos ir. Empezamos bien, parecía que podíamos apuntar a más que una permanencia. Pero después tuvimos un bajón. Fue más o menos ya en la segunda vuelta. Yo creo que el debería haber habido más rotación de los jugadores, había un poco de cansancio. Cansados psicológicamente, porque venías de una de una dinámica que era ganar, ganar y ganar. Cuando tú tienes esta exigencia, no exigencia no de nuestra parte, sino la exigencia del mismo jugador, porque cada fin de semana vas ganando, vas sumando puntos. Entonces, aparece la mala presión, es cuando el jugador ya pierde dos, tres. Partidos o empata. Tienes que rotar al equipo. Tienes que rotar al equipo. No lo hicimos. En la segunda vuelta hemos competido, hemos ganado partidos. Le puedo decir que por inercia. El equipo fue de más a menos.
Con el equipo en playoff toman la decisión sorprendente de cambiar al entrenador. Miguel de la Fuente fue cesado. ¿Por qué?
A mí me gusta vivir al equipo. Estoy en el campo en cada entrenamiento en cada momento. En la segunda vuelta vi que el entrenador no cambiaba y el equipo no iba a más. Salía al campo para ver si encontraba el gol, sin más, pero yo veía al equipo para mucho más. En verano he reforzado el equipo y teníamos ahí, como William que era de otra categoría y que no lo veía que lo metiera, que los rotara. Estaba también Caio López, que también era un jugador de buen nivel. No lo movía. La decisión no fue por los últimos tres partidos, sino por todo lo que veía desde la segunda vuelta, que fue cuando tomé esta decisión. Alguno pensaría que yo estaba loco porque el equipo estaba en playoff en cuarto lugar, pero con una que perdiera estabas fuera. Hablé con los dueños y les dije, voy a tomar la decisión. Yo asumo la responsabilidad, si sale bien o mal, y vamos a intentar meternos a jugar el playoff, porque estaba seguro que si no hacía este cambio no los jugaríamos. Estaba 100%. El equipo no levantaba cabeza y, lo siento, pero después del partido en casa con el Salamanca tenía que tomar la decisión. Tuve que aceptar otra vez que la gente me criticara porque era el entrenador con el que habíamos ascendido y había traído al equipo hasta ahí. Sabía que iban a haber críticas, pero tenía que tomar la decisión y traje a Víctor Valdés. Ya venía hablando con Víctor desde noviembre, porque aparte es un amigo, entonces le había explicado el proyecto del Ávila, cómo era el Ávila y cuál era mi idea. De inicio, me dijo que no, que no quería entrenar más porque estaba cansado del fútbol. Estaba viendo más otros deportes. Unas semanas después volvimos a hablar, me llamó y me ha dicho que le parecía interesante, que iba a renovar su carnet y si yo necesitara de él, estaría disponible. Y sucedió. Le llamé y tomé la decisión. Le llamé por teléfono para asegúrame de que no me iba a dejar tirado. Me dijo que sí, que vendría. En la primera semana, no pudo hacer nada, porque fue un par de entrenamientos pero él ya venía viendo un poco el equipo. Le he echado una mano con algo de información de los jugadores que él no había visto y yo creo que fue el mejor partido que el Ávila ha jugado. Fue contra el Compostela, se jugó al fútbol. Tuvimos más posesión de balón, controlamos el partido. Para mí, fue el mejor de toda la temporada. Justo aquellos jugadores que no habían jugado sacaron el partido adelante y nos metieron en playoff. Víctor los puso y le han correspondido. Después le dije que trabajara tranquilo y llegó el playoff contra el Cacereño, donde estuvimos muy cerca. Al final, me ha sorprendido que después de ese partido me dijera que no seguía. Él tenía lo que había de esta temporada y una más firmada. Me dijo que quería otra categoría, que quizá no le iba a llegar nunca esa oportunidad pero que este fútbol no era para él. Me agradeció la oportunidad, que le trajera de vuelta al fútbol, llevaba cuatro años fuera. Lo entendí. Yo ya había renunciado después del partido del Cacereño, porque en mis proyectos personales, en mi cabeza estaba que quería ir a una categoría por año. Un gol en el minuto 98 lo impidió, después también de jugar con uno menos gran parte del partido. Di el paso cuando acabó el partido, ante la televisión, había terminado mi etapa en el club. Hablé con los dueños, no querían que me marchara, pero tenía la decisión tomada. Había ofertas de equipos de superior categoría también.
Cuando Valdés le dijo que no seguía, ¿qué sintió? ¿Tristeza, enfadado, defraudado? Usted se expuso a las críticas por ese cambio.
No le miento. Sí, me ha dolido un poco en ese sentido, yo di la cara por él ahí. Le he entendido, pero el marrón me lo quedé yo. El Ávila tenía un entrenador firmado para un año más y cuando terminó el partido me dije que seguía Víctor y el Ávila iba a seguir creciendo. Me he sentido triste, porque he confiado y le he dado la oportunidad cuando llevaba mucho tiempo fuera del fútbol y no creo que mucha gente le hubiera llamado para un equipo.
Aunque usted se hubiera marchado, ¿hubiera esperado que Víctor Valdés siguiera?
Sí, sí. Yo lo que tenía en la cabeza era eso, que él iba a seguir en el Ávila y que el próximo año se iba a hacer un equipo potente para intentar ya algo más, porque igual con su nombre nos daba un poco más de margen para atraer a más jugadores que a los que nosotros no podíamos llegar económicamente. Pero él con su imagen, ayudaría al Ávila. Entonces no era una operación solamente deportiva, que lo es porque es un tío que tiene toda la capacidad porque se ha criado en el Barça, tiene el fútbol dentro. Se puede discutir con él, porque él ha vivido lo mejor. Ha conocido a los mejores entrenadores. Pero también traía ese plus de tener la imagen que tiene, la fuerza que tiene mundialmente cuando le presentamos aquí. Nunca tuvimos tantos medios en el club. Cuando se marchó, me dejó un poco fuera de lugar. Fui a despedirme de los jugadores y me encontré que el entrenador también se estaba despidiendo.
Entiende entonces que para la afición, para la ciudad, haya sido un golpe muy duro. Cayeron en el playoff y usted y Valdés se marcharon. Devastados.
Claro, claro. En un momento te quedas sin el entrenador y sin el director deportivo. Te quedas sin saber por dónde va a ir el barco. Pero la gente que lleva el Ávila son gente de fútbol. Yo, por mi parte, les he dicho que lo que se necesitara de mí para para lo que sea, para convencer a un jugador para renovar, para estas cosas yo iba a estar disponible porque tengo un gran cariño por el Ávila, por su gente. Para el aficionado es un palo. Han vivido la imagen que la llegada de Víctor daba al club y, de repente, se marcha. La gente se queda extrañada.
Usted mira atrás, al Ávila y qué cree que ha dejado.
Veo que he cumplido en mi cabeza lo que podría poner en la categoría. Hemos profesionalizado más el club. El año pasado hicimos el año que llegó. Se hicieron tres ventas importantes, algo que no se había hecho en mucho tiempo. Se ha estabilizado todo el tema económico a su nivel. Me voy un poco triste porque no he conseguido ascender esta temporada. En la ciudad, he pasado de que no me quisieran a que me quieran un poquito. Soy un obsesionado de esto, por ganar. Me tomo muy duramente las derrotas y eso de no ascender me ha jodido. Yo quería darle eso al Ávila. Si lo hubiéramos hecho, quizá me hubiera quedado. Yo renovaba año a año. El legado que dejo es que en el año del Centenario hemos ascendido. Yo, deportivamente, nunca he perdido en el club. Nos hemos metido en playoff aunque fuera mal. Queríamos poner al Ávila en el mapa y algunas cosas hemos hecho. Algunos récords deportivos, como el de la mejor defensa de toda España. Cosas que no se habían hecho aquí.
A usted, en algún momento, ¿Valdés le llegó a decir que había cosas del club que no le gustaban?
No. Al inicio nos ha pedido dos porterías. Dos porterías que, con sudor, hemos conseguido. Las hemos comprado nuevas, que es cierto que teníamos dos que eran prácticamente de cuando se construyó el estadio. Por lo demás, pues yo le digo que él venía del Barcelona, con estructura era totalmente diferente. Tú llegas a jugar en un club humilde. Sí, hemos mejorado mucho la estructura, pero es la que es. De jugadores, no creo que haya problema. Yo no creo, porque el Ávila ha tenido jugadores que equipos de primera REF quisieran tener. Nuestro lateral derecho yo creo que puede ser el mejor lateral derecho de las dos categorías. Había materia prima. No creo que ha sido el problema. Llegó y nos dijo que necesitaba las porterías. Costaban como tre mil y pico euros cada una, pero finalmente la propiedad accedió y las ha tenido, por lo menos para los últimos entrenamientos.
Está a punto de embarcarse en un nuevo proyecto.
Yo soy un obsesionado de esto, mi familia está lejos y vivo todo el día para el fútbol. Lo que busco es un sitio donde pueda trabajar
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