Golf | US Open

Josele Ballester: debut en dos actos en el US Open

El castellonense sufre lo indecible en los nueve primeros y recupera en los nueve segundos de un Oakmont que se endurece cada hora.

Josele Ballester: debut en dos actos en el US Open
WARREN LITTLE | AFP
Jorge Noguera
Nació en Madrid en 1995. Doble grado en Periodismo y Audiovisuales por la Rey Juan Carlos. Un privilegiado, hace lo que siempre quiso hacer. Entró en AS en 2017 y se quedó. Salvo un paréntesis en Actualidad, siempre en Más Deporte. Allí ha escrito sobre todo de rugby, golf y tenis. Ha cubierto el British Open, la Copa Davis o el Mutua Madrid Open.
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Oakmont fue Oakmont este jueves en la primera vuelta del 125º US Open. Es decir, un extremadamente exigente test de golf. Lo suspendió con posibilidad de recuperación Josele Ballester, 76 golpes (+6) en su primera experiencia como profesional en uno de los cuatro grandes del golf. Una dividida en dos actos: tragedia por los nueve primeros y un drama más ligero por los nueve segundos. La comedia es un género que no se trabaja en un torneo como este, en el que las sonrisas brillan por su ausencia.

Alguna echó, a cuenta de las esperas en una jornada que se fue por encima de las cinco horas y media para él, Josele con el carismático Bryson DeChambeau, uno de sus compañeros en un trío estelar con Xander Schauffele, dos campeones de grandes. Las mieles de presentarse en este legendario trazado de Pittsburgh (Pennsylvania, EE UU) como vigente campeón del US Amateur. Ninguna en una primera mitad de recorrido en la que tuvo que pelearse con el rough de Oakmont, hierbas de más de cinco pulgadas que empezaron a tragarse golpes desde primera hora de la mañana.

El castellonense de 21 años se anotaría cuatro bogeys por los cuatro primeros hoyos, y otros dos en la primera aproximación a la casa club tras frenar la hemorragia con pares consecutivos entre el 5 y el 7. Su mejor golf apareció en el tramo del 10 al 16. Realmente, más por genialidades que por consistencia. Dos purazos, de 20 metros el del 12 y de más de 26 el del 14, tras otras dos calles falladas, supusieron sus dos únicos birdies de la jornada, que terminó amargamente con sendos bogeys al 17 y al 18. “Puede ser el campo más difícil de mundo en estos momentos. Me falta la picardía y la experiencia de no estar habituado a este tipo de campos y torneos”, declaró.

Si el +4 que llevaba a falta de dos segmentos podía considerarse hasta cierto punto positivo, el +6 le deja trabajo para el viernes de cara al corte pese que los grandes números empezaban a apilarse en las tarjetas a medida que avanzaba la jornada. Shane Lowry, uno de los jugadores más sólidos del curso, se bajaba de la montaña rusa con un +9, y eso que hizo el único eagle de la historia en el 3 durante un US Open en este campo; McIlroy jugaba en -2 los nueve primeros y en +6 los segundos, un +4 total que también marcaron Matsuyama, Fleetwood, Fitzpatrick o Clark; DeChambeau se quedaba en +3...

Ni una decena de jugadores del turno matutino (en el vespertino le tocaba actuar a Jon Rahm) le restaron golpes al campo. Entre los que sí lo consiguieron el mejor fue J.J. Spaun, que salió por el 10 y a mitad de ronda estaba en -4. Nadie había abierto hasta ahora con nueve hoyos tan bajos su primer US Open en Oakmont. Y solo siete antes que él habían cubierto el diseño entero sin bogeys en esta cita. Pueden apostar a que no habrá muchos más que lo hagan en el futuro.

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