El reseteo de Antía: “Necesitaba vivir como alguien normal”
La mejor canoísta nacional no competirá internacionalmente en 2025: “Tras cuatro años de esfuerzos, explotas”.
El deporte de élite, su exigencia, tritura personas. Cercena experiencias de infancia. Niega placeres de adolescencia. Ordena exhaustivamente vidas para orientarlas al objetivo de las medallas. Por lo que, a veces, conviene parar para coger impulso. Es lo que va a hacer este curso Antía Jácome. Con 25 años, la piragüista que se mostró al mundo en Tokio 2020 con un quinto puesto en C1 200, cuarta en París 2024 en la misma modalidad y sexta junto a María Corbera en el C2 500, no competirá a nivel internacional en lo que queda de año. Adiós Europeos. Adiós Mundiales. Una apuesta de riesgo. “Este año quiero estar tranquila, vivir el día a día y disfrutar el camino, que muchas veces no lo hacemos y es muy importante”, reflexiona la gallega.
Antía, que dejó Pontevedra y a su familia para irse al Centro de Alto Rendimiento de Sevilla con 15 años, recaló el pasado ciclo olímpico en el Lago Esperanza de Mallorca a las órdenes de Kiko Martín, tras la marcha inesperada del técnico rumano Marcel Glavan a China que deshizo el grupo. Y ahora, ha vuelto a Sevilla (su pareja es el también piragüista andaluz Pablo Martínez) para entrenar con Germán García en el Club Náutico.
“En Mallorca sentía que estaba viviendo por y para entrenar. También me ocurrió antes cuando estuve en Sevilla. Lo sentía todo como una obligación, viviendo por y para el piragüismo. Ahora, quiero disfrutar de la canoa, de la suerte de dedicarme a esto”, explica Jácome, una montaña de músculos que parece hecha para dar paladas furiosas. Sí participó el mes pasado en la Copa del Mundo de Szeged (para un deportista renunciar a todo también puede significar quedarse sin becas ni ayudas), pero con calma. Fue sexta en C1 200 y también en C2 500 con Corbera en una prueba en la que lograron el bronce las jóvenes españolas María Moreno y Viktoriia Yarchevska. Esta última, también oro en C1 200. Con lo que viene por detrás apretando, no es fácil tomar la decisión de frenar.
“Sí, están muy fuertes, y es lo mejor que nos puede pasar”, se alegra Jácome, que tenía poca competencia. “Pero yo ahora no estoy ni en mi 50% de forma. Tras cuatro años de esfuerzos, explotas y volver a recuperar el cuerpo es difícil. Estoy haciendo un reseteo muy grande, haciendo cosas que no podía hacer, diciendo sí a todos los planes... La gente dice que le encanta esta nueva Antía, pero no va a durar mucho. Con 15 años me fui al equipo y la etapa de adolescencia la he dedicado a la canoa, aunque haya conseguido cosas de las que estoy superorgullosa”, recuerda.
Por eso, antes de la Copa del Mundo lució los dos vestidos de sevillana que se había encargado en la Feria. “¡Aunque no me desmadré! Mi yo interior no lo permitiría en un año normal. Necesitaba vivir como si fuese una persona normal. Irme cuando me diera la gana a la playa o con mis amigos”, cuenta. Sigue entrenando para mantenerse bien, hará el campeonato de Andalucía y el de España. Y debutará en el Descenso del Sella. Competiciones ‘suaves’ para su nivel y experiencias divertidas.
“De París aprendí a valorar todo lo que había conseguido. Cuando acabas, se hace muy duro volver a pensar en otros cuatro años reventándote para ser campeona olímpica. Tengo tres diplomas con 25 años y eso no lo puede decir mucha gente. Es verdad que entreno para la medalla, como todas mis rivales, pero hay que valorar todo lo conseguido”, recuerda una deportista que ha sido cuatro veces subcampeona mundial. Antía respira este año, para bufar los tres próximos hacia Los Ángeles 2028.
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